Era una noche de luna llena. En los tablones hacia mucho frío y el viento sonaba como un aullido de lobo. No había nadie en aquella calle.
Mi amigo Francisco y yo teníamos miedo y curiosidad.
Íbamos a una casa desatibada y no encontramos las ventanas abiertas, suciedad, las paredes medio caídas. A mi me temblaban loas piernas y mi amigo Francisco estaba nervioso. Dentro de la casa había mucha basura, los muebles rotos, olía mal. Nosotros creíamos que había fantasma. Subimos las escaleras y, nos encontramos con sangre y con un cadáver. Salimos a correr y llamamos a la policía. Ya nunca volveré a pasas por esa calle.
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